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Mi ensayo de la pureza de sangre

El mito de la pureza de sangre

Desde muchos siglos, ha habido conflictos entre las religiones por todo el mundo, y muchos se basaban por una falta de conocimiento. Por consiguiente, muchas veces no ha habido un comienzo concreto; pero en el caso de los cristianos, el conflicto empezó durante el tiempo de Jesús y por ellos, es obvio por la Biblia. Por eso, muchos cristianos han justificado los prejuicios religiosos por la Biblia y eso era el caso en España durante la Edad Media. Durante el tiempo de la Reconquista y los Reyes católicos la falta de comprensión se manifestaba a un odio a los judíos, y luego a los musulmanes. Además, los conflictos crecían hasta la expulsión de los judíos en 1492, y los musulmanes en 1607.

Antes de cada expulsión, los reyes habían dado a la persona non católicas la elección de convertir o irse de España. Aunque ésta parecía como una solución, resultaban más conflictos, como la limpieza de sangre, que era la diferencia entre un cristiano viejo y un cristiano nuevo. Además, no era sencillo para distinguir entre los judeocristianos, y por consiguiente instituyó los estatutos de limpieza de sangre. No era su étnico que odiaban las masas, sino su religión: “no se trataría de antisemitismo en el sentido moderno de la palabra, sino de antijudaísmo” (Pérez 129, 2001). Este ostracismo era la solución para prevenir “el contagio” de la sangre judía y para limitar su papel en la sociedad (Sicroff 42, 1985). Esta necesidad para un castigo cambiaba paulatinamente a una obsesión de que resultaban los estereotipos, o el mito del judío que todavía está presente.

La importancia de la pureza de sangre no era tan importante en el caso de los musulmanes convertidos, o “moriscos” que se llamaba durante esta época (Méchoulan 176, 1981). Entonces no era su religión como los judíos, sino su étnico y los estereotipos de su raza. Las masas manipulaban su odio a los judíos para justificar la expulsión de los mariscos; los mariscos, distinto a los judíos, eran primitivos: el judío, aunque detestado y peligroso, no fue tenido nunca por un bárbaro. En cambio, tanto ‘para los moros. . . les miraron siempre como a pueblos bárbaros, perversos y bajos’ (Méchoulan 181, 1981).
Además, usaba el concepto que las leyes judías eran más similares a las de cristianismo, entonces los conversos judíos eran más serios que los moriscos: “la ley judía está más cerca de la ley cristiana que la ley musulmana. Por consiguiente, el judío converso es más sincero que el morisco. . .” (Méchoulan 181, 1981). Esta manipulación muestra la hipocresía de los cristianos de este tiempo, porque un siglo anterior se había considerado una mancha de tener sangre judía.

Aunque los mariscos creían también en Jesús Cristo como un profeta, y no tenían la culpa de la muerte de Jesús Cristo, no podrían escapar el título de converso y éste incluido la muerte: “el morisco sólo puede hallar la gracia divina cuando muere antes de la edad de siete años” (Méchoulan 197, 1981). A pesar de todos los intentos de ser católico, todo era en vano porque las leyes no tenían intención para la asimilación del cristiano nuevo en la sociedad.
Distinta al corazón del problema de los moriscos debido a su raza, la religión de los judíos no era aceptable: “no era su raza sino su religión la que los destacaba” (Sicroff 47, 1985). Hay ejemplos del castigo de los judíos desde 300-303 a.C., con el Concilio de Elvira que intentaba preservar la fe pura de los cristianos (Sicroff 45, 1985). Por un libro que trata antisemitismo cristiano por Jules Isaac, hay tres ejemplos en que basaba su aversión judía:
la degeneración del pueblo del Antiguo Testamente en tiempos de Jesús, su crimen de deicidio, al ser los culpables de a muerte del Cristo (Mesías) Jesús, y el castigo que Dios había infligido por ello dispersándolos por el mundo. (Chillida 29, 2002).
Además, por otros ejemplos de los lideres de la iglesia, como el de San Gregorio de Nisa en que acusó a los judíos de la adoración del diablo y el odio a Dios etc., es obvio para entender el aprieto de los cristianos durante esta época (Chillida 31, 2002).

No había solamente el problema de la religión pasada de los judeocristianos, pero también los defectos de su biología. Después de la conversión a catolicismo, el judío no podría escapar la sangre sucia de sus antepasados a pesar del numero de generaciones desde el convierto; la sociedad de esta época no consideraba los judeocristianos limpios: “una mancha indeleble marca para siempre el cuerpo y la mente de los judíos, cuyas taras se perpetúan incluso después de la lustración bautismal” (Méchoulan 113, 1981). Además, los cristianos viejos pensaban que la sangre judía, a pesar de la cantidad, era una infección biológica y más importante creía que era una infiltración de la fe católica en España.

Los españoles creaban un miedo a los judeocristianos, que justificaban por “la mancha” de su sangre que ha resultaba con la muerte de Cristo. Había una obsesión del concepto de la infección religiosa en España: “el castigo: una palabra clave que agitarán durante mucho tiempo, a modo de espantajo, los obsesos de la pureza” (Méchoulan 111, 1981). Además, creaba otras palabras para distinguir los cristianos nuevos a los cristianos viejos, que consideraban pura; las masas usaban el título y el concepto de la limpieza de sangre para defender su pureza de la fe. En su libro, “El antisemitismo en España: la imagen del judío (1812-2002),” Gonzalo Álvarez Chillida argumenta que el concepto de la limpieza de sangre no era racismo, sino “antisemitismo étnico:”
el casticismo es, pues, ‘una arma religiosa,’ un antisemitismo étnico, no racista. . .hace hincapié en el carácter biológico de casticismo. . . para afirmar que el casticismo puede ser calificado un ‘protorracismo religioso prerracialista,’ es decir, no bastante en una concepción científica o pseudocientifica del concepto de raza, inexistente en aquellos siglos, sino en elementos ideológicos y religiosos (Chillida 44, 2003).
Por todos los ejemplos religiosos de esta época se puede justificar este concepto de Chillida, pero hay otra hipótesis sobre las causas del antisemitismo durante los siglos XV y XVI.

En adición a la pureza de sangre, durante este tiempo era una lucha entre las clases sociales en España. A los cristianos viejos, se parecía como después de la conversión a catolicismo, muchas judeocristianos ganaban más poder en la sociedad: “la hostilidad del pueblo contra los conversos, fue la extrema rapidez con que tantos cristianos nuevos se elevaron a los escalones más altos de la sociedad” (Sicroff 51, 1985). Quizás que esto fuera otro ejemplo de la manifestación del odio a la sociedad judías. Era la verdad que había una monopolio en algunos trabajos por los judíos (como médicos, consejeros reales y administradores), pero esto incluía un porcentaje bajo de los judíos y judeocristianos (Sicroff 51, 1985). Además por la investigación por Joseph Pérez, en su libro “Historia de una tragedia: la expulsión de los judíos de España,” el dice aunque la mayoría de los judíos eran de la clase media, trabajaban más como “modestos artesanos, buhoneros, [y] pequeños prestamistas” (Pérez 122, 2001). Como la fobia de la infección de la sangre, este ejemplo muestra la severidad del aborrecimiento a los judeocristianos.

El antisemitismo durante la Edad Media no consistía solamente conspiraciones religiosas de los judíos, pero también creaba una representación general de los judíos y judeocristianos. El judío típico era un enemigo del estado y siempre representaba un peligro:
los judíos, perpetuos enemigos de la religión cristiana, pedían a Dios, cuando infestaban España, la ruina de este país. Los nuevos cristianos, siguiendo la senda de sus antepasados, desean ahora la muerte de los cristianos viejos y no dejarían de realizar su propósito si pudiesen hacerlo impunemente (Méchoulan 112, 1981).
Como la mayoría de prejuicios, los estereotipos equivocados se convertían a la verdad en la vista de la cultura popular. Un ejemplo de esto se puede ver en las obras de literatura, por ejemplo las de Francisco de Quevedo (Chillida 48, 2002). Las obras antisemíticas de Quevedo muestran la opinión popular de los judíos. Distinto a los estereotipos “sutiles” de hoy, las obras de Quevedo no aludan a su aversión a los judíos, sino dicen directamente: “En Execración contra los judíos. . .el libro arremete con gran dureza contra los judíos: ‘ratones son, Señor, enemigos de la luz, amigos de las tinieblas, inmundos, hidiondos, asquerosos, subterráneos’” (Chillida 48, 2002). Aunque esta oración resume la tirria aceptable de este tiempo, más importante ésta significa que no basaba su rabia a los judíos en conceptos palpables, sino en algo intangible: la pureza de sangre.

Todavía se puede ver la aversión a los judíos en España aunque hace más de 510 años desde la expulsión de los judíos y 166 años desde la abolición de la limpieza de sangre por la Constitución de 1837 (Chillida 97, 2003). A pesar del estado laico de España, hay demasiados ejemplos reciente para decir que el concepto de pureza de sangre no vale ahora; el uso de antídotos y frases que tratan el antisemitismo muestran esto: “la edición de
1970 . . .que se eliminasen las expresiones perro judío y perro moro, y la definición de cohen como advino, hechicero o alcahuete” (Chillida 61, 2002). Este ejemplo, y los prejuicios del pasado, muestran la idea popular del “judío” es, en realidad, un mito.

Aunque esta representación del judío es menos aceptable ahora, se puede ver las ramificaciones contemporáneas. El desarrollo de los skinheads, o neonazi, muestra la persistencia de los sentidos antisemitistos en España, y Europa en general. En 1966, el primer grupo de skinheads fue establecido en España, CEDADE, que se fundó en las ideas principales de Hitler y grupos racismos de Cataluña (Chillida 440, 2002). Además, este grupo usó ejemplos de las obras por Quevedo para propagandista de la reexpulsión de los judíos en España (Chillida 441, 2002). Como CEDADE, hay otros grupos y sentidos antisemitismos por todo de España y quizás más en País Vasco que es el lujar más religioso.

Distinto a la piedad de País Vasco, que ha sabido desde la Inquisición, la sociedad de Mallorca ha tenido prejuicios a los conversos de la Inquisición durante el siglo XVII (Laub 29, 1987). Como el concepto impalpable de la limpieza de sangre, la idea de “chueta,” o judíos conversos en Mallorca, los prejuicios mallorquines no son concretos:
además de que el termino chueta es despectivo e insultado. . .se les tacha también de los judíos. . .y también de ‘matacristo’. . . La sospecho de que, en el fondo, son falsos cristianos manifiesta el carácter biológico-religioso que adquirió la definición de las castas desde la Edad Media (Chillida 82, 2002).
Además, a pesar de cuatro siglos desde la conversión de sus antepasados, los chuetas forman porcentaje bajo en la isla, que está represado por quince apellidos chuetas que han enfrentado con el racismo moderno. Muchas escuelas y órdenes religiosas han negado la entrada a alguien solamente para su apellido, y las circunstancias como ésta han limitado la libertad de este grupo en la isla (Laub 175, 1987). Sin embargo, hay una ironía presente porque ahora es aceptable la hipótesis por estudios antropológicos que los mallorquines no son de origen español, sino judío (Chillida 80, 2003). Los chuetas del pasado han tenido tres opciones sobre su destino: marcharse de la isla, cambiar su apellido, o más difícil abrazar la historia de su familia.

La tercera opción ha dado pruebas de la dificultad de la asimilación en la sociedad antisemitista en España. Distinto al pasado, muchos jóvenes son orgullosos de su origen y lo muestran a través de símbolos religiosos (Laub 38, 1987). Por la mayoría, antes de la Constitución de 1978, muchos judíos conservaban su fe, o una forma de judaísmo, en secreto. Por el autor, Trudi Alexy, hay tres formas de este tipo de criptojudío:
algunos se sienten católicos, aunque realizan prácticas judizantes, sin tener clara conciencia de su origen. Otros mantienen las dos fidelidades, la cristiana, externa, y la judaizante, escondida. Y otros se consideran sólo judíos, aunque mantengan exteriormente la identidad católica (Chillida 91, 2002).
Se puede entender la resistencia de mostrar su fe, especialmente cuando un estudio americano dio a España el título “el país más antisemita de Europa” en 2002 (Cohen 2003).

Hay una nueva conciencia de la población judía en España, que son 35,000 personas aproximadamente, pero esto no significa que hay tolerancia completa en España. El presidente de la Comunidad Judía de Madrid, Jacobo Israel Garzón, reafirma la falta de tolerancia y cree que la comunidad judía vive aparte de la sociedad en general (de Sandoal 2003). Además, el cree que el desarrollo de intolerancia semitista es a través de la lengua: “se genera antisemitismo a través del lenguaje” (de Sandoal 2003). Un ejemplo de esto ocurrió desde dos años, cuando alguien escribió un mensaje antisemitisto por las puertas de una sinagoga en Madrid (de Sandoval 2003).

Este ejemplo no solo significa el antisemitismo ahora, sino que hay un ciclo indefinible de los aumentos en la popularidad de movimientos neonazis. Con la empieza del siglo XXI, hubo nuevos grupos antisemitismos también:
A comienzos del siglo XXI se ha creado en efecto una pavorosa coalición antijudía, una extraña amalgama de elementos neonazis. . .llenos de prejuicios provenientes de una arraigada educación antisemíticas, y a la que se adhieren también franquistas convencidos de una ‘conspiracion judeo-masónica. . .’ (Cohen 2003).
Esta cita, por el embajador de Israel en España, muestra los mismos miedos que eran presente antes y después de la expulsión de los judíos en 1492. Otra vez, los estereotipos están basados en una “imagen mítica” de los judíos (Chillida 489). Pero parece que en España es imposible que escape el ciclo del odio semitisto. Alguien no puede negar esto con ejemplos similares a la propuesta de la canonización de Isabel la Católica: “’la Conferencia Episcopal pedirá a la Santa Sede agilizar la canonización de Isabel la Católica’ ABC, 2 de marzo de 2002” (Chillida 421, 2003). Es obvio que esta propuesta es absurda porque si ella está viviendo ahora, ella estaría siendo juzgada por genocida y otros delitos contra la humanidad.

Tanto ahora como antes en la Edad Media, hay proposiciones conspiradoras contra los judíos. A través de ejemplos de la cultura popular, está clara la presencia de las ramificaciones del odio a los judíos en el pasado: “un oyente malagueño del programa Protagonistas de Onda Cero dijo que el contubernio judeomásonico intentaba destruir España a través de la ETA fomentando el enfrentamiento entre cristinos y musulmanes” (Chillida 487, 2002). Quizás que esta persona represente un porcentaje bajo de la población, pero su existencia significa más de una persona, sino la cultura en general. A pesar de los intentos para la tolerancia, como el comienzo del Museo Sefardí de Toledo en 1994, la presencia de algún porcentaje del odio representa la posibilidad de otro desarrollo antisemitisto en España (Samaniego 2003). No hay solamente una amenaza para la sociedad judía, pero también a las personas diferentes debido a la xenofobia y racismo en España. Distinto a los constantes prejuicios pertinentes a la limpieza de sangre, la xenofobia a los musulmanes africanos representa la renacimiento de pensamientos parciales de la Edad Media también. Sin embargo, con más educación religiosa hay más compresión pero debido a la historia de España no se puede decir que España va a perder completamente la importancia de los estatutos de la limpieza de sangre.


Bibliografía

Chillida, Gonzalo Álvarez. El antisemitismo en España: la imagen del judío
(1812-2002). Madrid: Marcial Pons, Ediciones de historia, 2002.

Cohen, Yaacov. “El antisemitismo hace 60 años y ahora.” El País 19 de
noviembre de 2003: 14.

Laub, Eva. El mito triunfante. Palma de Mallorca: Miquel Font Ed., 1987.

Méchoulan, Henry. El honor de Dios. Barcelona: Argos Vergara, 1981.

Pérez, Joseph. Una historia de una Tragedia: la expulsión de los judíos de España. Barcelona: Crítica Ed., 2001.

Samaniego, F. “El museo sefardí de Toledo consolida el edificio y amplía la colección.”
El País 18 de noviembre de 2003: 24.

de Sandoval, P. X. “La comunidad judía en España dice vivir ‘asediada’.” El País 23 de noviembre de 2003: 3.

Sicroff, Albert A. Los estatutos de limpieza de sangre: conversos en los siglos XVI y XVII. Madrid: Taurus, 1985.